Nepal atraviesa su peor crisis política y social en décadas tras la decisión del gobierno de bloquear las principales redes sociales, lo que desató una ola de protestas encabezadas por jóvenes indignados con la corrupción, el nepotismo y la falta de oportunidades.
Las manifestaciones, que rápidamente se tornaron violentas, dejaron un saldo de 19 muertos y decenas de heridos. En Katmandú, la capital, el ejército patrulla las calles bajo un toque de queda indefinido. Hubo incendios en edificios estatales, ataques a medios de comunicación y hasta evacuación de políticos en helicópteros.
La presión popular forzó la renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli, aceptada por el presidente Ram Chandra Poudel, aunque la población advierte que no se conformará con un simple cambio de líder. Los manifestantes, en su mayoría pertenecientes a la Generación Z, exigen incluso la disolución del parlamento y una nueva constitución que garantice una democracia más inclusiva y transparente.
Desde 2008, Nepal ha tenido 14 gobiernos distintos, sin que ninguno completara un mandato de cinco años. Esta nueva crisis refleja el hartazgo de un pueblo que demanda transformaciones profundas frente a un sistema político cada vez más cuestionado.
Félix Eduardo Cañizalez